Tendencias a examen: El minimalismo - Reinvención profesional, emprendimiento y productividad

Con esta entrada inauguramos sección en el blog. En este apartado que he decidido titular «tendencias a examen» hablaremos de algunas corrientes que se han extendido en los últimos años para conocer un poquito más de ellas, analizaremos sus pros y sus contras para ser capaces, como siempre intentamos, de elegir nuestras opciones desde la consciencia y la mirada crítica.

El minimalismo, como casi todas las corrientes, surge por oposición a la tendencia opuesta que es el consumismo extremo y la acumulación; y aunque es importante hacer hincapié en que el minimalismo y el consumo responsable no son inseparables, lo cierto es que todo aquel que no se adhiere a la corriente minimalista por algo más que pura moda, suele incluir entre sus motivos la toma de responsabilidad a la hora de consumir. Sin embargo, quería hacer esta puntualización porque ni todo el que se considera minimalista consume responsablemente, ni toda persona que trata de ser cauta en su consumo, se considera a sí misma minimalista.

El minimalismo apuesta por reducir nuestras pertenencias a lo mínimo que nos permita vivir con comodidad y felicidad, tratando de vaciar nuestras vidas de pertenencias innecesarias que en ocasiones nos provocan incluso hasta caos mental. Es el extremo opuesto a la acumulación. Seguro que a día de hoy conoces a la gurú del orden Marie Kondo que hace unos años se hizo famosa a nivel mundial con su libro La magia del orden y ahora tiene incluso un documental en Netflix en el que ayuda a familias a vaciar sus casas de objetos inservibles para lograr ambientes más ordenados en los que podamos sentirnos más en calma y sepamos exactamente qué tenemos y para qué lo tenemos.

Sin duda la publicación de Kondo es una de las que más ayudó a la popularización del minimalismo. Sin embargo la tendencia ha llegado mucho más allá.  Pasamos de cajones ordenados en los que puedes ver toda la ropa que tienes de un simple vistazo a personas que deciden vivir con un total de menos de 100 pertenencias. Porque cada vez que surge una tendencia hay quien decide indagar en dónde están los límites.

Los motivos para adoptar un modo de vida minimalista pueden ser muchos: ser responsable con el consumo debido al impacto medioambiental que este tiene; dejar de gastar recursos innecesariamente por una cuestión de economía personal; cambio de prioridades de consumo por ejemplo, cambiar la acumulación de objetos por la acumulación de experiencias; gusto por la estética minimalista; búsqueda de paz mental, el minimalismo ayuda a eliminar ruido mental y distracciones… Como ves las motivaciones pueden ser muy diversas. Y además de motivos diversos, también hay aplicaciones diversas, ya que el minimalismo puede llevarse tanto a nuestras pertenencias materiales (ropa, elementos decorativos de la casa, utensilios de cocina, libros, papeles y recuerdos…), como a nuestras pertenencias digitales e incluso a nuestras relaciones personales. La base siempre es la misma, quita de tu vida aquello que no es útil o te aporta felicidad y así conseguirás que tu tiempo se centre en lo verdaderamente importante.

Referente a este tema, quería recomendaros el documental de Netflix titulado Minimalism. Sus creadores son dos hombres que se hacen llamar a sí mismos The minimalists (Los minimalistas) y que se dedican a promover este estilo de vida. El documental me pareció realmente interesante y aunque no comulgo con todo lo que en él aparece, me gustó mucho la visión panorámica que se da de esta filosofía de vida y cómo se establecen lazos con el mindfulness o incluso con tener una alimentación más consciente.

Otra corriente con la que sin duda se puede vincular el minimalismo es la corriente de residuo cero #zerowaste. Como ya te expliqué en este artículo: #residuocero ¿Por dónde empezar? este movimiento trata de reducir al máximo la producción de residuos, aunque en este caso sí tiene un motivación principalmente medioambiental. Aunque a priori parezca que ambos movimientos van totalmente ligados, resulta que un pequeño porcentaje de las personas que siguen la tendencia minimalista lo están haciendo por una cuestión de gusto estético, o también están aquellos que disfrutan de tener un menor número de pertenencias pero no dudan en reemplazar rápidamente lo que tienen por algo nuevo que se comprar desechando constantemente aquellos objetos que ya no satisfacen sus necesidades o deseos. Al igual que no todo aquel que hace limpieza en su armario o se declara fan de tener un armario cápsula, se está posicionando en contra del fast-fashion, pero de esto ya hablaremos en otra ocasión. Como veis, también existe la otra carta de la moneda y es importante considerar ambas si queremos tomar buenas decisiones.

Espero que esta explicación os haya desvelado algo y os hayáis creado vuestra propia opinión al respecto. Ahora para terminar, yo voy a daros la mía. Desde mi punto de vista, el minimalismo es una tendencia que se ha popularizado trayendo consigo una determinada corriente estética, que hace que para muchas personas no sea más que una moda temporal que resulta atractiva. No nos olvidemos de que los estilos de vida también son modas pasajeras para algunas personas y digo esto como un hecho, sin ningún tipo de connotación moralista. Sin embargo, para aquellas personas a las que les gusta profundizar un poco más en los porqués de estas corrientes, sí creo que el minimalismo tiene algo que aportar, aunque yo creo más en un minimalismo moderado que en aquel que hace que nos preocupemos en tener un inventario de nuestras pertenencias y ajustar estas a las mínimas que nuestra supervivencia nos permita. Para mí un minimalismo moderado atiende a ser responsables de nuestro consumo, a fomentar el no «tener por tener » ni el «comprar por comprar»; usar lo que ya tenemos, deshacernos de lo que nos estorba a la vista y a la paz interior e intentar reducir el apego a ciertas cosas materiales que en realidad no tienen un valor en sí mismas, solo el que nosotros le damos.

Yo he tirado muchas cosas que creía que eran importantes para mí, pero que sin embargo llevaba sin usar, o sin mirar, años. Y nunca volví acordarme de ellas, ni mucho menos las eché en falta, con lo cual me di cuenta de que ese vínculo sentimental que yo creía tener en realidad no lo era tanto. Pero también os digo que nunca me fuerzo a deshacerme de algo que me provoca una emoción positiva. Cuando hay algo sobre lo que tengo dudas, lo dejo un tiempo en stand by, porque sé que si es algo de lo que en un futuro no me importará deshacerme pero ahora no me siento cómoda haciéndolo, me digo a mí misma «no hay ninguna prisa, ya se irá cuando tenga que irse, si es que ese momento llega».

A día de hoy, tras haber liberado mi vida de acumulaciones, os puedo decir que sí creo que esto tiene un impacto muy positivo a nivel emocional, al menos lo tiene para mí y para todo aquel con el que he hablado de este tema. Al fin y al cabo el orden a nuestro alrededor nos aporta orden mental. Cuando trabajo en una mesa ordenada, trabajo mejor; cuando en esa mesa hay pocas cosas, trabajo mejor; cuando tu ambiente de trabajo te resulta estéticamente agradable también trabajas de mejor humor, te sientes más tranquilo y eso siempre hace que tus resultados sean mejores.

Como decía antes, sí creo que hay gente que se ha unido al carro del minimalismo por moda. En mi opinión esto no es ni más ni menos criticable que adherirse a cualquier otra tendencia. Es cierto que cuando un movimiento tiene potencialmente el poder de remover conciencias y hacernos un poquito más responsables, es una lástima que no se le saque partido. Sin embargo, los que se unen de este modo no le hacen al mundo ni más ni menos daño que el que le harían si no se uniesen, así que puede hacerse «minimalista-sin-principios» todo el que quiera. Tu coherencia es tuya y te la f***** cuando quieres 😛 Al igual que el que va un burguer y se pide la hamburguesa vegana para ser el más guay de sus amigos y subir una foto a Instagram. Me importa un pito… Una hamburguesa de carne menos que se consume!

Bueno, espero que esta entrada te haya resultado interesante. Mi asignatura pendiente con todo este tema es, sin duda, dedicarle un poco de tiempo a hacer decluttering digital y librarme de un montón de morralla que tengo en el móvil y en el ordenador. Pero apuesto a que no soy la única… jeje 😉

¡Te mando un fuerte abrazo, nos leemos!

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