¿Qué es el pensamiento crítico? - Reinvención profesional, emprendimiento y productividad

Todos hablamos de la importancia de que en nuestra sociedad exista el pensamiento crítico. Como una habilidad importante en el desarrollo de las personas, en mi opinión no solo desde el punto de vista social, que sin duda es el más conocido, sino también para nuestra vida personal.

Tener pensamiento crítico no es aquello que hace que sepamos sacarle pegas a todo. Tampoco tenemos un pensamiento crítico desarrollado porque critiquemos a los demás, sus ideas, su estilo de vida o cómo educan a sus hijos. Tener pensamiento crítico ni siquiera pasa por  tener una opinión fuerte e inmutable acerca de cuestiones importantes, políticas o sociales.

De hecho, diría, que tener un pensamiento crítico desarrollado probablemente dé como resultado lo contrario a todo eso. Así, haber desarrollado esta habilidad nos hace capaces de ver lo bueno y lo malo tanto en las opciones ajenas como en las propias. Incita a la constante revisión, a la inconformidad de pensamiento. Nadie dijo que esto fuese cómodo amigos. En muchos casos incluso nos puede alejar de la productividad si vemos a esta desde un punto puramente pragmático.

 

Os contaré como anécdota que cuando empecé la carrera de filosofía (hará 15 años en Septiembre, no me lo puedo creer) tenía ansia por saber y encontrar miles de respuestas. Sin embargo, cuando la acabé era totalmente consciente de que a pesar de considerarme una persona totalmente distinta, más crítica, más informada, más reflexiva y más paciente, lo que menos había conseguido eran respuestas sobre cuál era mi posición frente al mundo. Ni la ciencia era tan absoluta como yo pensaba, ni la lucha entre liberalismo y socialismo era tan clara, ni las prácticas rituales misóginas tan fáciles de erradicar; ya no tenía claro qué era fundamental al hombre, o si el relativismo cultural frente a los derechos humanos tenía la batalla tan perdida como yo en un principio creía.

¿Pero sabéis lo que sí aprendí? Aprendí a escuchar el otro punto de vista antes de cerrar el mío a cal y canto. Aprendí que cuando hay dos puntos de vista, cada uno de ellos con un montón de personas y pensadores tan inteligentes detrás, probablemente ambas partes digan cosas con sentido. Y así me di cuenta de que puedes ser una persona con unos valores muy formados y unos fuertes principios y a su vez no encontrar tu sitio en ninguna ideología. ¿Eres comunista? No ¿socialista? No ¿liberal? No ¿anarquista? No. Pero lo que tampoco soy es idiota. No todo el mundo que no se define bajo una etiqueta carece de opinión y de criterio, por favor, no caigamos ahí. Tampoco digo que todo el que abogue por cualquiera de estos «ísmos» carezca de pensamiento crítico. Sin embargo, cada vez veo más (y es triste porque al finalizar la adolescencia y ese sentimiento de necesitar una tribu pensé que cada vez lo vería menos) abanderados de una ideología o de un partido político, o de uno de los bandos cualquiera que sea el conflicto, que desde su posición no hacen más que usar discursos manidos que un día oyeron y, sin hacer ningún ejercicio de reflexión, adoptaron como propios.

Ejemplo: Los liberales defienden que cada uno pueda ganar/cobrar/pagar/colaborar lo que le dé la gana, que no es necesario que el estado intervenga en la economía, que esta se regula sola (esto lo definió Adam Smith con su concepto de la mano invisible) eso me parece bien, así que yo soy liberal. A partir de ahora este es mi discurso, por lo tanto pienso que los socialistas son unos rojos pobres izquierdosos que sólo quieren sangrar a los demás. Eso sí, la sanidad y la educación pública que no me la toquen. ¿Entendéis por dónde voy? Esta persona probablemente sería incapaz de admitir que el otro punto de vista tiene cosas buenas y que es peligroso encasillarse en un punto de vista sin ser capaz de ser crítico con él y analizar sus carencias.

Si leísteis el artículo Entendiendo el feminismo que escribí hace unos meses, tras explicar todos los puntos de vista veréis que aún estando informada y creyendo entenderlo todo, hay algunas cuestiones bastante específicas frente a las que no me resulta fácil posicionarme. Creo que cuando un asunto es tan complejo, sobre todo cuando entran en juego los relativismos culturales, la convivencia de culturas y los necesarios procesos de adaptación en los que todas ellas llevan ritmos diferentes, es muy difícil hacer afirmaciones categóricas, más allá del marco de la creencia o las concepciones idealistas sobre cómo las cosas deberían ser.

Entonces, si el pensamiento crítico nos sigue abriendo preguntas, en vez de darnos respuestas… ¿por qué es tan importante? Firmemente creo y defiendo que el mundo es mejor cuando nos quitamos las vendas de los ojos y observamos que las cosas no son blancas o negras. Que ningún partido o ninguna ideología tiene la razón absoluta y que puede que todos, o casi todos, tengan algo bueno que ofrecer. Creo que las etiquetas hacen daño. Creo que todo funcionaría mejor si fuésemos capaces de revisar nuestra propia forma de pensar, ser críticos con nosotros mismos. Dejar de hacer algunas cosas solo porque siempre se han hecho así. Dejar de defender lo indefendible en pro de la costumbre. Dejar de votar a alguien porque aunque la esté cagando no voy a cambiar ahora.

Cuando oímos a alguien defender la pena de muerte para los violadores, por favor, parémonos a pensarlo un rato. A mí también se me parte el alma viendo las noticias, yo también soy la primera que no quedaría libre ni impune si me echase a la cara a ciertos especímenes destroza vidas. Sin embargo, cuando pensamos en palabras mayores como la pena de muerte, debemos echar el freno y reflexionar ¿Y qué sucede si se condena a alguien por error? ¿Qué implicaciones tiene que se le dé al estado el derecho a matar a gente? ¿qué pasa si el poder cae en manos de un partido que está en contra de cualquier colectivo minoritario y estando la pena de muerte vigente esta se utiliza para matar a gays, inmigrantes, musulmanes o mujeres adúlteras?

Como ves, el desarrollo del pensamiento crítico, aunque no nos da respuestas, nos frena, nos hace reflexionar y nos evita tomar decisiones que nos nacen del estómago. Nos ayuda a estar informados. Seguro que a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez la utopía de un sistema político y social en el que expertos de distintas ideologías y con diversos puntos de vista tomarán decisiones, haciéndose concesiones unos a otros y llegando a acuerdos por el bien común. Sin pensamiento crítico, eso es del todo imposible (sin obviar otros mil motivos por los que esto no creo que nunca deje de ser una utopía, como las luchas de poder y dinero de las clases políticas), porque sin pensamiento crítico no admitimos que nuestra opinión es revisable, que las discusiones son para aprender del otro, no para imponerse y en definitiva, que todos, absolutamente todos, tenemos mucho que aprender.

Espero que esta reflexión os haya resultado interesante y que compartáis conmigo la opinión acerca de la importancia de desaroollar esta habilidad en la sociedad. Y en parte por esto, muchos creemos imprescindible la Filosofía en Bachillerato. Pero no solo allí para los más jóvenes, esto es algo que nos incumbe a todos, especialmente a todos los que ya pasamos el límite de edad para poder votar 😉

Un abrazo fuerte

¡Nos leemos!

P.d. Por si todavía no lo sabes, hace un mes y medio que mi podcast está en el aire. Como de costumbre en él tratamos temas relacionados con el Desarrollo Personal, la Filosofía y la Sostenibilidad. Si te apetece escucharlo puedes buscar «El podcast de Marina de Luna» tanto en iTunes como en iVoox.

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