Si me dieran un euro cada vez que escucho a alguien decir «Es que yo soy muy…» continuado del adjetivo de turno con el que se identifiquen, vago, torpe, maniático… Os lo prometo, sería rica.
Y es que parece que hemos convertido en normal describirnos a base de ponernos un sin fin de etiquetas que parecen inmutables y definitorias de quién somos.
Lo siento, yo me niego a aceptar esto. Porque tanto tú como yo tenemos una capacidad que nadie jamás nos puede quitar (entre otras muchas) y es la capacidad de cambio. Yo no soy vago… podría decir que hago el vago a menudo, pero si quisiera, mañana podría dejar de serlo… (es algo contingente, que no necesario, si nos ponemos filosóficamente pedantes xD).
Pero… ¿y qué pasa con esto? Pues que si tomamos consciencia de que estas características que nos atribuímos sin darnos cuenta de que se desprenden de lo que hacemos y no de lo que somos, en muchas ocasiones nos frenan de hacer cosas, nos hacen pensar que no podemos: «Yo no puedo hacer escalada porque soy torpe», «Yo no puedo trabajar por mi cuenta porque soy desorganizado», «Yo no puedo bajar dos kilos porque no tengo fuerza de voluntad», «Yo no puedo cambiar de trabajo porque esto es lo que me ha tocado», «Yo no puedo tener esa vida porque yo pertenezco a otro status» (qué contento estaría Marx si leyese esto, menos mal que ya no estamos en el siglo XIX, ojo que yo a Marx le tengo mucho cariño).
Obviamente, las rutinas y los hábitos no son fáciles de cambiar para nadie, pero si asumimos esas etiquetas que nos hemos ido adhiriendo con el paso de los años y dejamos que condicionen nuestra vida, no estamos haciendo más que tirar balones fuera y eximirnos a nosotros mismos de asumir la responsabilidad que conlleva tomar las riendas de lo que queremos que sea nuestra vida y en definitiva, de lo que nosotros mismos queremos ser.
Cada día tienes una nueva oportunidad de hacer las cosas de una manera diferente, de dejar de hacer el vago, de tener más fuerza de voluntad, de interesarte más por ciertos temas o de ser más organizado. Porque no naciste con esa etiqueta. Alguien te la puso, probablemente te la repitieron muchas veces, incluso tú mismo la has ido reafirmando, pero te aseguro que no está tallada a fuego en tu ADN.
Espero que este artículo te haya dado un empujoncito para que encuentres la fuerza para hacer lo que te dé la gana, exactamente igual que lo hacen otras personas de las que tú piensas «es que a ellos se les da mejor», a ti también se te puede dar mejor, a lo mejor solo tienes que empezar a darte cuenta de que puedes exactamente igual que ellos.
Un abrazo
¡Nos leemos!
P.d: Quiero recordarte que está abierto el plazo de inscripción para el taller online gratuito ¡Reinvéntate! que tendrá lugar el próximo 28 de febrero. En él descubirás en tan solo 7 pasos las etapas por las que uno pasa cuando decide reinventarse profesionalmente para deshacerse de ese trabajo que le lastra y dar comienzo a un futuro profesional mucho más satisfactorio y lleno de éxito. Haz click en la foto de abajo y apúntate.
El próximo 28 de febrero impartiré este taller gratuito en el que recorreremos en tan solo 7 pasos las etapas por las que ha de pasar una persona para reinventarse.
Seguro que piensas que es un proceso complicado, que puede llevar mucho tiempo y la superación de muchas barreras, pero en realidad todo se simplifica cuando alguien que ya ha descifrado el código te explica las fases para que las puedas identificar y poner acción de inmediato.
Adelante >>Inscríbete aquí>> no pierdes nada. Quizá este sea el paso que finalmente necesitabas dar para encaminarte hacia ese éxito y satisfacción profesional que tanto anhelas.