Aunque para unos es septiembre y para otros es enero, es cierto que ambos meses del año son significativos para marcarnos propósitos, metas u objetivos a alcanzar. Lo cierto es que sucede a menudo que estos buenos propósitos se quedan en el tintero, o incluso en una lista pinchada en la pared, que según pasa el año nos molesta más y más ver ahí colgada por no estar avanzar hacia estas metas.
¿Te ha pasado alguna vez? Bajar de peso, pasar más tiempo con mis amigos, aprender chino, hacer más deporte, cambiar de trabajo, escribir un diario, o un libro, o un blog, abrir un canal en YouTube… ¿Has pensado alguna vez en por qué será que cuesta tanto llegar a conseguir estas metas?
Hoy vamos a desgranar aquí algunas de las claves que te ayudarán a entender por qué, a veces, no conseguimos los objetivos que nos marcamos. Son muy sencillas, pero a veces no le damos a estas claves la importancia que se merecen.
1. Visualiza el proceso, no solo el resultado: Quiero estar algo más delgado, pienso en ello, me veo a mi mismo con 5 kg menos y me encanta la idea, así que apunto en mi lista de propósitos: «Bajar de peso». Sin embargo, en lugar de pensar solo en el resultado (es genial pensar en él porque es motivador) tenemos que pensar también en el proceso y mentalizarnos de que vamos a pasar por él. Si solo me visualizo con 5 kg menos, solo estoy viendo lo bonito del asunto, pero para estar comprometido, he de visualizar también cómo van a cambiar mis comidas, como voy a tener que cambiar mis rutinas para ser menos sedentario, etc. Solo si asimilo internamente que voy a pasar por ese proceso que es necesario para alcanzar mi objetivo, tendré el «Mindset» necesario para conseguirlo de verdad.
2. Ponte objetivos SMART. SMART es un acrónimo que hemos heredado del mundo anglosajón, significa que tus objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, realistas y estar pautados en el tiempo. Volviendo al ejemplo anterior, «Bajar de peso» no sería un objetivo SMART; deberíamos plantearnos cuánto peso quiero bajar, ser capaces de medirlo, poner un objetivo realista y marcarnos un tiempo en el que sea posible alcanzarlo. Si no, caeremos en la trampa de dilatar nuestros objetivos en el tiempo y no seremos capaces de medir si los cumplimos o no. Esto no solo perjudica al resultado, sirno que tiene un gran impacto en la motivación a la hora de ponernos manos a la obra. Si mi objetivo es «Bajar 300gr a la semana durante los próximos 3 meses» puede que me sienta más motivado, porque soy capaz de medir más fácilmente si voy por el buen camino y no minusvaloraré los pequeños logros. Es mucho más probable alcanzar un objetivo SMART que uno que no lo es.
3. Ten en cuenta los obstáculos y cómo sortearlos, por adelantado. En el punto número uno, hablábamos de visualizar el proceso necesario para la consecución de los objetivos, pero no podemos dejar al azar tampoco la superación de los obstáculos. Algo que a menudo hago con mis clientes de coaching es preguntarles «¿qué crees que se puede convertir en un obstáculo para que consigas tu objetivo?». Si identificamos las barreras podremos predecir una posible forma de superarlas, para que cuando aparezcan, no nos veamos en la tesitura de elegir sin tener tiempo de reacción y no tomemos la opción que menos nos beneficia. Volvamos al ejemplo: una posible barrera a la hora de bajar de peso podrían ser los eventos sociales, ya que en ellos normalmente se comen y se beben cosas más calóricas. Lo mejor que puedes hacer es prever este obstáculo y pensar qué harás cuando se dé esa situación. Sé realista, lo más que puedas. Para algunos la estrategia será beber o comer, pero no hacer las dos cosas; para otros será no beber y pedir una ensalada con la salsa aparte; para otros será salir menos… sea lo que sea, identifica y prevé cuáles son las situaciones de riesgo que podrían alejarte de conseguir tu objetivo, y planea, por edelantado ¡esa es la clave! que harás para superarlas con éxito.
4. Desgrana los procesos. Algunos de los objetivos que nos marcamos pueden parecer a priori tareas enormes de esas que piensas «Quiero hacer esto, está en mi lista, pero no tengo ni idea de por dónde empezar». Vamos a ver otro ejemplo: «Escribir un libro/crear una web». Como ya hemos dicho es importante fijarse no solo en el resultado sino en el proceso. en Este caso es imprescindible saber cuáles son los pasos necesarios que debemos dar. Es increíblemente útil desglosar las tareas necesarias que debemos llevar a cabo cuando perseguimos cumplir una tarea tan compleja como estas. Por eso te recomiendo que hagas una lista de todas las tareas sencillas de las que se compondría el proceso de principio a fin. Siguiendo con el ejemplo «escribir un borrador del índice del libro, escribir un párrafo con una mini resumen de lo que tratará cada capítulo, revisar el índice y ajustarlo de nuevo, escribir el capítulo 1, dárselo a leer a un par de personas y pedir opiniones…» y una vez que has creado esta lista de sub tareas, ¡AGÉNDALAS! Te aseguro que de esta manera te sentirás mucho menos abrumado frente a esos grandes proyectos y a la vez notarás que avanzas mucho más que si sigues poniendo en cada hueco libre de tu agenda «continuar escribiendo el libro» ya que tendrás una cosa mucho más concreta que hacer. De nuevo un objetivo mucho más SMART.
5. No se lo dejes a la motivación. Baby… ya hemos hablado de esto… La motivación no cae del cielo, no hay cosa que más deseemos todos, igual que, que el dinero crezca en los árboles. Ambas son igual de utópicas. La motivación es algo que viene cuando conectas con lo que llaman el «flow». Cuando tras comenzar a hacer algo, lo incorporas (con esfuerzo e intención, no con motivación) a tu rutina, empiezas a notar sus beneficios y piensas… «¡Joder! Quiero más». Por eso amigo, no confíes en esta compañera, que solo nos acompaña cuando las cosas son bonitas y no cuestan trabajo. Si no, todo el mundo conseguiría sus metas, ¿no crees? Si sientes que necesitas motivación, piensa en, visualiza, los resultados positivos y cómo te sientes cuando consigues eso que tanto deseas. Que el saber que ese sentimiento vendrá cuando alcances tu meta, o cuando realices un pequeño movimiento hacia ella, sea lo que te motive. Por ejemplo, a mí personalmente me suele costar bastante esfuerzo volver a mi rutina de ejercicio cuando salgo de ella por algunas semanas. Sin embargo, cuando sé que la motivación es cero y no me apetece nada volver a empezar, intento pensar en lo bien que me siento cuando ya he creado el hábito y eso me ayuda a esforzarme y volver. Si esperase a sentirme motivada para empezar… Ya te lo digo, nunca jamás lo haría, pero tras algunas semanas se acaba convirtiendo en un hábito y me vuelvo a sentir motivada porque el llevarlo a cabo y sentir que lo consigo me produce la satisfacción necesaria para sentirme así.
6. Ten claro tu porqué. Para ser fieles a nuestros objetivos es importante tener un motivo para querer conseguirlos. Cuanto más fuerte sea tu porqué, más fácil será recordarte a ti mismo la importancia de seguir con el plan. Si volvemos a nuestro ejemplo del peso, no es lo mismo querer bajar 5kg «para gustarle a fulanito» que «para que me vuelvan a entrar unos pantalones» que «porque quiero estar sano y vivir más tiempo». Con esto no te estoy diciendo que si tus porqués no son demasiado trascendentes o elevados los cambies. Tus porqués, son los que son, y serán diferentes a los de los demás aunque tengáis el mismo objetivo. Sin embargo, si tu porqué es temporal, o depende de otra persona, quizá ese haga que tu ambición por conseguir ese objetivo no sea tan fuerte como si está ligado a tus valores más personales. No luchamos igual por conseguir algo cuyo porqué es importante y está alineado con nuestras creencias, que por algo que en última instancia no nos importa tanto conseguir. Si tienes un porqué que es muy importante para ti, piensa en él cuando las fuerzas flaqueen.
Espero que leer esto te ayude a identificar cuál de estos puntos está haciendo que no consigas alcanzar tus metas. Puede ser uno o varios. Me encantaría que me lo comentases aquí abajo. Si crees que puede haber alguna otra clave que no he especificado aquí, también puedes comentarlo, seguro que a alguien más podría ayudarle.
Ahora, revisa los objetivos que te planteaste en septiembre. Si esa no es tu época del año, ten en cuenta lo que acabas de leer, porque enero llega volando.
¡Un abrazo, nos leemos!
Hola Marina. d: )
Estoy muy agradecido por tu blog, estoy en plena renovación profunda en mi vida y hace poco te estoy leyendo, y me gusta mucho.
Gracias por tu dedicación y compromiso a este tipo de acciones que llevan a las personas ser cada vez mejor.
Hola Ricardo,
Me alegra mucho que te esté ayudando 🙂 Si quieres recibir más información no dudes suscribirte a mi lista de correo para recibir contenido semanal. Aquí te dejo el nuevo test que he creado, recibirás respuestas personalizadas y quedarás suscrito a la newsletter: https://marinadeluna.com/test-diagnostico-profesional/
Un abrazo!
Gran post Marina!
Me han gustado mucho los puntos clave. A mi me cuesta mucho marcarme objetivos claros y con fecha. Pero sí que intento tener unas metas de mejora continua tanto a nivel personal como profesional.
Me parece super importante el punto sobre desglosar que tareas implica conseguir lo que quieres, porque es mucho más fácil ver el camino así. Y sobretodo.. las rutinas son la clave del éxito en cualquier objetivo que te propongas.
Hola Oscar, gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te haya ayudado el tema de desglosar, desde mi punto de vista es super importante. Sobre los hábitos… Yo creo que estos hacen la vida más fácil y reducen esfuerzo, al fin y al cabo son automatizaciones que economizan toma de decisiones y eso siempre nos ayuda a ser más productivos. Sin embargo, yo no creo que sean imprescindibles 😉 ¡Un abrazo!