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Pinkwashing y Greenwashing, o cómo sacar tajada de las causas ajenas

Pinkwashing y Greenwashing, o cómo sacar tajada de las causas ajenas

¿Alguna vez habías oído estas palabras antes? ¿Pinkwashing? ¿Greenwashing? Pues hoy vengo a contarte qué significan estos conceptos y como tenemos que tener cuidado de que nadie nos venda la moto utilizando causas sociales para hacerse un lavadito de imagen o sacar tajada. Allá vamos.

El Greenwashing o en español «lavado verde» o «lavado de imagen verde» y el Pinkwashing «lavado rosa» o «lavado de imagen rosa»  son conceptos que se han creado para referirse a cuando una persona o empresa utiliza las luchas sociales por el medioambiente o cuestiones de género, para lavar su imagen y hacer dinero. A lo mejor no se te ocurre de qué manera esto puede suceder, si esto es así no te preocupes porque en este artículo voy a darte algunos ejemplos.

¿Cómo identificar el Pinkwashing?

Seguramente alguna vez hayas visto algo similar a esto:

¿Cuál es el problema? Pues te diré qué es lo que pasa… ¿Crees que alguno de estos productos, en su mayoría ultraprocesados ampliamente reconocidos como perjudiciales para la salud e incluso potencialmente cancerígenos, realmente se preocupan por la problemática del cancer de mama? Ejem… Déjame decirte que lo dudo muchísimo. ¿Por qué hace entonces estas campañas? Es muy sencillo, Octubre es considerado mundialmente el mes para dar visibilidad y crear concienciación sobre el cáncer de mama y todas estas empresas pensaron «uy, qué buen filón, si ponemos un lacito rosa venderemos muchas más unidades apelando a la solidaridad de la gente, así que ¿qué más da que donemos 25 céntimos por cada unidad vendida? Seguirá compensándonos económicamente, quedaremos de puta madre e igual a la gente se le olvida un poco lo malos que son para la salud los productos que vendemos».

¿Qué te parece amigui? A mí sinceramente me parece un asco.

Pinkwashing es cuando empresas que jamás hablan de feminismo, o igualdad de género, te petan la bandeja de entrada de tu email con ofertas en el día de la mujer trabajadora con eslóganes tipo «te lo mereces mujer». ¿El qué me merezco? ¿Tener que hacer huelga y no consumir? Claro que sí, así que déjame en paz y no me vendas la moto.

Pinkwashing es cuando un partido político habla de feminismo o de defensa del colectivo LGTB pero cuando le conviene se junta a lo más rancio de lo rancio para ganar votos. Ejem, Ciudadanos, ejem, que lo hemos visto todos. Y no digo que Ciudadanos no tenga estos valores, solo digo que muestra una gran incoherencia cuando hace estas cosas. Ojalá dejase de juntarse a los rancios para que no pudiésemos acusarles de esto. Aunque su feminismo liberal también atufa bastante, pero eso es harina de otro costal.

Pinkwashing es cuando en el mes en el que se celebra el día del orgullo, todos los productos, tiendas, cafeterías, lucen la bandera del arcoirirs cuando durante el resto del año, no tienen ningún interés por defender los derechos de este colectivo. Cuando en sus políticas de empresa no hay nada que refiera a la paridad ni asegure la igualdad para sus trabajadores o facilite la vida a aquellos que pertenezcan a estos colectivos discriminados.

Pinkwashing es cuando vamos a las tiendas de ropa que todos conocemos y vemos miles de camisetas con eslóganes feministas que quieren aprovechar la concienciación social para hacer caja. Si quieres una camiseta así, hay un montón de proyectos que sí son abanderados de estas causas sociales y que tienen unos diseños chulísimos. Aquí te dejo algunos que he encontrado, pero te aseguro que hay un montón, si quieres una camiseta feminista Amancio no es la mejor opción:

Algunos ejemplos de camisetas feministas que no son solo un slogan

Las culpass: «Somos una marca de ropa reivindicativa y moda feminista labrada bajo los valores de autogestión, la producción ética, el upclycing, la slow fashion y el compromiso social.Con el feminismo como leitmotiv y la idea de que llegue a todas partes, trabajamos en ediciones limitadas desde nuestro pequeño estudio y showroom en Murcia.»

Monstruoespagueti: CONTRIBUYE a ayudar a ONGs en la lucha contra el hambre; MEJORA la emancipación y los derechos de las mujeres en Bangladesh; PARTICIPA activamente en obras de caridad; FINANCIA la atención médica en un hospital; PROTEGE a los niños del trabajo, respetando la edad mínima; MEJORA y FINANCIA el reciclaje de las aguas usadas de tinte.»

Utoopy: «Las camisetas feministas solidarias “Girls Matter” se suman al movimiento Girls Get Equal de Plan International, para que cada niña del mundo sea vista, oída y valorada en condiciones de igualdad.»

Hay un montón más y no solo de moda, sino de cualquier otra cosa, por ejemplo un montón artistas que honran estos movimientos desde sus valores y no para hacer dinero. Y no digo que todas las marcas o proyectos tengan que ser abanderados de esta causa, pero si no lo eres, no lo uses como moneda de cambio cuando te conviene.

¿Qué es el Greenwashing?

Pues como te imaginarás es algo muy parecido, pero en este caso utilizando como reclamo que el producto es más natural o que es menos perjudicial para la salud o el medioambiente. Como ves aquí entran en juego varios factores, pero seguro que te suena haber visto u oído reclamos publicitarios como «libre de tóxicos» (no me digas!! es que los tóxicos están prohibidos, si no no lo podrías vender) o «100% natural» (no nos confundamos, lo natural no siempre es mejor que lo sintético, el cianuro es natural y mata) o certificados como «bio» o «ecológico» que te garantiza ciertos estándares de producción pero no que el producto no haya recorrido medio mundo, con el impacto ambiental que eso conlleva, para que tu puedas ecológicamente disfrutarlo.

 

Sin duda una de las industrias que más está dando que hablar con respecto a la sostenibilidad es la de la moda. El concepto de fast-fashion (tendencia de consumir ropa de forma casi compulsiva, atendiendo a modas pasajeras y comprando y desechando prendas cada temporada) ha hecho que muchos se echen las manos a la cabeza debido tanto al consumo energético necesario para su producción, la sobreexplotación de las materias primas, las malas condiciones laborales que abaratan costes y la inmensa cantidad de residuos que se producen.

¿Quién defiende sus valores y quién se hace un lavado verde de cara?

Como oposición al fast-fashion ha surgido el movimiento slow fashion que aboga por prendas duraderas y de calidad, con una producción sostenible que tratan de minimizar al máximo el consumo de energía y la producción de residuos. Hay marcas dedicadas exclusivamente a fabricar y comercializar ropa sostenible como Cusbarcelona, Charlie Feist , ecoalf, Ifeelnut, Thought, People Tree, LifeGistFashion, Amour Vert y otras muchas.

Algunas empresas como Inditex con su gama Join life, o H&M con su línea Conscious, han comenzado a apostar por una producción más respetuosa utilizando materiales reciclados y algodón orgánico; estas empresas también premian a sus consumidores por llevar ropa vieja para reciclar, pero todos sabemos que estas buenas  prácticas no pueden ser aplicadas al 100% de su producción ya que sería prácticamente imposible que pudiesen mantener sus precios bajos. De verdad apreciamos el esfuerzo (en el caso de Zara esta campaña comenzó al documental «The true cost» en el que se denunciaban las terribles prácticas que se llevaban a cabo durante todo el proceso de producción de sus prendas, puedes verlo en Netflix, muy muy recomendado), sea cual sea el motivo, es bueno que se hagan cada vez más populares estas prácticas, ¿creo que es un lavado de imagen verde o que realmente la empresa quiere mejorar? Pues eso nunca podremos saberlo, pero lo que ha de importarnos sin duda es el resultado. Si los que consumimos de vez en cuando estas marcas buscamos y preguntamos en tienda por estas gamas, les estaremos haciendo saber que es esa parte de su producción lo que apoyamos. Nos te olvides nunca de que Tu dinero es tu voto y trata de comprar prendas duraderas solo cuando las necesites y no guiarte por las modas que te dicen que la ropa es prácticamente de usar y tirar.

Igual pasa con las cafeterías, el reclamo de café orgánico está hasta en la sopa, pero hay algunas, como aquí en UK la cadena Pret a Manger, que te rellena tu botella de agua reutilizable aunque no consumas, que han puesto grifos a disposición de todo el mundo en muchos de sus establecimientos, y que te descuentan 50 céntimos de tu consumición si llevas tu propio termo para el café evitando los vasos de un solo uso. Así sí 🙂

Podríamos hablar de estos temas en casi cualquier industria, desde supermercados, marcas de calzado o cosmética donde marcas como Lidl, Adidas o Hourglass se están poniendo compromisos a menos de cinco años a reducir packaging de plástico, hacer sus productos a partir de plástico reciclado o convertir su marca 100% en vegana.

Como veis hay mucha tela que cortar en lo que refiere a todo esto, pero lo que no se nos puede olvidar nunca, que el poder lo tenemos nosotros como consumidores. El otro día fui a Natura a comprar un regalo y cuando iba a pagar me dice la chica «¿quieres una botella de agua solidaria por un euro más?» Miro la botella de plástico de Fontbella que una ONG pretende que paguemos para recaudar fondos para no sé qué y le digo «de plástico no, gracias» WTF?? Natura, ¿qué congruencia tiene eso con vuestros valores de marca? NINGUNO!

En fin, un tema interminable del que podría seguir y seguir poniendo ejemplos hasta el infinito y más allá. Por hoy voy a dejarlo aquí porque me encantaría que me dejases tú alguno en los comentarios aquí abajo.

Espero que este artículo te haya resultado interesante.

¡Nos leemos, te mando un abrazo enorme!

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Tendencias a examen: El minimalismo

Tendencias a examen: El minimalismo

Con esta entrada inauguramos sección en el blog. En este apartado que he decidido titular «tendencias a examen» hablaremos de algunas corrientes que se han extendido en los últimos años para conocer un poquito más de ellas, analizaremos sus pros y sus contras para ser capaces, como siempre intentamos, de elegir nuestras opciones desde la consciencia y la mirada crítica.

El minimalismo, como casi todas las corrientes, surge por oposición a la tendencia opuesta que es el consumismo extremo y la acumulación; y aunque es importante hacer hincapié en que el minimalismo y el consumo responsable no son inseparables, lo cierto es que todo aquel que no se adhiere a la corriente minimalista por algo más que pura moda, suele incluir entre sus motivos la toma de responsabilidad a la hora de consumir. Sin embargo, quería hacer esta puntualización porque ni todo el que se considera minimalista consume responsablemente, ni toda persona que trata de ser cauta en su consumo, se considera a sí misma minimalista.

El minimalismo apuesta por reducir nuestras pertenencias a lo mínimo que nos permita vivir con comodidad y felicidad, tratando de vaciar nuestras vidas de pertenencias innecesarias que en ocasiones nos provocan incluso hasta caos mental. Es el extremo opuesto a la acumulación. Seguro que a día de hoy conoces a la gurú del orden Marie Kondo que hace unos años se hizo famosa a nivel mundial con su libro La magia del orden y ahora tiene incluso un documental en Netflix en el que ayuda a familias a vaciar sus casas de objetos inservibles para lograr ambientes más ordenados en los que podamos sentirnos más en calma y sepamos exactamente qué tenemos y para qué lo tenemos.

Sin duda la publicación de Kondo es una de las que más ayudó a la popularización del minimalismo. Sin embargo la tendencia ha llegado mucho más allá.  Pasamos de cajones ordenados en los que puedes ver toda la ropa que tienes de un simple vistazo a personas que deciden vivir con un total de menos de 100 pertenencias. Porque cada vez que surge una tendencia hay quien decide indagar en dónde están los límites.

Los motivos para adoptar un modo de vida minimalista pueden ser muchos: ser responsable con el consumo debido al impacto medioambiental que este tiene; dejar de gastar recursos innecesariamente por una cuestión de economía personal; cambio de prioridades de consumo por ejemplo, cambiar la acumulación de objetos por la acumulación de experiencias; gusto por la estética minimalista; búsqueda de paz mental, el minimalismo ayuda a eliminar ruido mental y distracciones… Como ves las motivaciones pueden ser muy diversas. Y además de motivos diversos, también hay aplicaciones diversas, ya que el minimalismo puede llevarse tanto a nuestras pertenencias materiales (ropa, elementos decorativos de la casa, utensilios de cocina, libros, papeles y recuerdos…), como a nuestras pertenencias digitales e incluso a nuestras relaciones personales. La base siempre es la misma, quita de tu vida aquello que no es útil o te aporta felicidad y así conseguirás que tu tiempo se centre en lo verdaderamente importante.

Referente a este tema, quería recomendaros el documental de Netflix titulado Minimalism. Sus creadores son dos hombres que se hacen llamar a sí mismos The minimalists (Los minimalistas) y que se dedican a promover este estilo de vida. El documental me pareció realmente interesante y aunque no comulgo con todo lo que en él aparece, me gustó mucho la visión panorámica que se da de esta filosofía de vida y cómo se establecen lazos con el mindfulness o incluso con tener una alimentación más consciente.

Otra corriente con la que sin duda se puede vincular el minimalismo es la corriente de residuo cero #zerowaste. Como ya te expliqué en este artículo: #residuocero ¿Por dónde empezar? este movimiento trata de reducir al máximo la producción de residuos, aunque en este caso sí tiene un motivación principalmente medioambiental. Aunque a priori parezca que ambos movimientos van totalmente ligados, resulta que un pequeño porcentaje de las personas que siguen la tendencia minimalista lo están haciendo por una cuestión de gusto estético, o también están aquellos que disfrutan de tener un menor número de pertenencias pero no dudan en reemplazar rápidamente lo que tienen por algo nuevo que se comprar desechando constantemente aquellos objetos que ya no satisfacen sus necesidades o deseos. Al igual que no todo aquel que hace limpieza en su armario o se declara fan de tener un armario cápsula, se está posicionando en contra del fast-fashion, pero de esto ya hablaremos en otra ocasión. Como veis, también existe la otra carta de la moneda y es importante considerar ambas si queremos tomar buenas decisiones.

Espero que esta explicación os haya desvelado algo y os hayáis creado vuestra propia opinión al respecto. Ahora para terminar, yo voy a daros la mía. Desde mi punto de vista, el minimalismo es una tendencia que se ha popularizado trayendo consigo una determinada corriente estética, que hace que para muchas personas no sea más que una moda temporal que resulta atractiva. No nos olvidemos de que los estilos de vida también son modas pasajeras para algunas personas y digo esto como un hecho, sin ningún tipo de connotación moralista. Sin embargo, para aquellas personas a las que les gusta profundizar un poco más en los porqués de estas corrientes, sí creo que el minimalismo tiene algo que aportar, aunque yo creo más en un minimalismo moderado que en aquel que hace que nos preocupemos en tener un inventario de nuestras pertenencias y ajustar estas a las mínimas que nuestra supervivencia nos permita. Para mí un minimalismo moderado atiende a ser responsables de nuestro consumo, a fomentar el no «tener por tener » ni el «comprar por comprar»; usar lo que ya tenemos, deshacernos de lo que nos estorba a la vista y a la paz interior e intentar reducir el apego a ciertas cosas materiales que en realidad no tienen un valor en sí mismas, solo el que nosotros le damos.

Yo he tirado muchas cosas que creía que eran importantes para mí, pero que sin embargo llevaba sin usar, o sin mirar, años. Y nunca volví acordarme de ellas, ni mucho menos las eché en falta, con lo cual me di cuenta de que ese vínculo sentimental que yo creía tener en realidad no lo era tanto. Pero también os digo que nunca me fuerzo a deshacerme de algo que me provoca una emoción positiva. Cuando hay algo sobre lo que tengo dudas, lo dejo un tiempo en stand by, porque sé que si es algo de lo que en un futuro no me importará deshacerme pero ahora no me siento cómoda haciéndolo, me digo a mí misma «no hay ninguna prisa, ya se irá cuando tenga que irse, si es que ese momento llega».

A día de hoy, tras haber liberado mi vida de acumulaciones, os puedo decir que sí creo que esto tiene un impacto muy positivo a nivel emocional, al menos lo tiene para mí y para todo aquel con el que he hablado de este tema. Al fin y al cabo el orden a nuestro alrededor nos aporta orden mental. Cuando trabajo en una mesa ordenada, trabajo mejor; cuando en esa mesa hay pocas cosas, trabajo mejor; cuando tu ambiente de trabajo te resulta estéticamente agradable también trabajas de mejor humor, te sientes más tranquilo y eso siempre hace que tus resultados sean mejores.

Como decía antes, sí creo que hay gente que se ha unido al carro del minimalismo por moda. En mi opinión esto no es ni más ni menos criticable que adherirse a cualquier otra tendencia. Es cierto que cuando un movimiento tiene potencialmente el poder de remover conciencias y hacernos un poquito más responsables, es una lástima que no se le saque partido. Sin embargo, los que se unen de este modo no le hacen al mundo ni más ni menos daño que el que le harían si no se uniesen, así que puede hacerse «minimalista-sin-principios» todo el que quiera. Tu coherencia es tuya y te la f***** cuando quieres 😛 Al igual que el que va un burguer y se pide la hamburguesa vegana para ser el más guay de sus amigos y subir una foto a Instagram. Me importa un pito… Una hamburguesa de carne menos que se consume!

Bueno, espero que esta entrada te haya resultado interesante. Mi asignatura pendiente con todo este tema es, sin duda, dedicarle un poco de tiempo a hacer decluttering digital y librarme de un montón de morralla que tengo en el móvil y en el ordenador. Pero apuesto a que no soy la única… jeje 😉

¡Te mando un fuerte abrazo, nos leemos!

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La dieta vegetariana: porqués y mitos.

La dieta vegetariana: porqués y mitos.

Empecemos con un pequeño disclaimer. Yo no vengo aquí a hablaros de nutrición, no soy nutricionista. Tampoco soy ingeniera agrónoma, ni estadística, ni bióloga, ni científica de ningún tipo. Sí me considero filósofa, por lo que del dilema ético si me creo con autoridad suficiente para hablar. Pero ya sabéis que la filosofía, en este caso la rama de la ética, no os dirá lo que está bien o mal, de eso se encarga la moral y ahí ya os dejo a cada uno con la vuestra ;).

Hoy en día el vegetarianismo está en la boca de todos. Unos lo llevan como bandera de su estilo de vida, mientras otros lo critican apelando mayoritariamente a la naturaleza del ser humano como animal omnívoro. Pero ¿cuáles son los porqués detrás de una persona que decide hacerse vegetariana/ovolacteovegetariana, es decir dejar de comer carne y pescado, o vegana/vegetariana estricta (deja de consumir cualquier producto de procedencia animal, no solo en su alimentación)? Vamos a verlo:

Medio ambiente, sostenibilidad: Me voy a apoyar en el libro de Lucía Martínez, Vegetarianos con Ciencia, en el que cita maravillosamente todas las fuentes -y más- que necesitamos saber para entender de qué estamos hablando. Ella, citando un informe de la FAO (organización de las naciones unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la ONU, titulado La larga sombra del ganado nos narra:

«La producción pecuaria es una de las causas principales de los problemas ambientales más apremiantes del mundo, como el calentamiento del planeta, la degradación de las tierras, la contaminación atmosférica y del agua y la pérdida de la biodiversidad. Con una metodología que contempla la totalidad de la cadena del producto, el informe estima que el ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, un porcentaje mayor que el del transporte».

Además, como nos cuenta Lucía, la FAO ha resuelto que el ganado genera el 65% del óxido nitroso de procedencia humana (con casi 300% más potencial de calentamiento global que el CO2, 37% del metano y 64% de amoniaco contribuyendo de forma significativa a la lluvia ácida. Estos son solo algunos datos, que a los que nos preocupa el medioambiente probablemente hagan que se nos pongan los pelos de punta.

No han sido pocas las veces que he oído hablar de lo problemáticos que son los cultivos de soja y claro que lo son, pero no hay que olvidar que las producciones extensivas de soja se llevan a cabo para producir el pienso de todos estos animales, no como erróneamente se cree para hacer el tofu y la leche de los veganos.

 

Por otro lado la producción de carne es muy poco eficiente, como siempre le oigo a Ally, con el agua que cuesta producir una hamburguesa una persona podría ducharse durante un mes. Ahí es nada. Como publicó la revista Public Health Nutrition en 2014, para obtener un kilo de proteínas proveniente de alubias hacen falta 1/18 partes de tierra, 1 /10 de agua, 1/9 de combustible, 1/12 menos de fertilizante y 1/10 menos pesticidas que para producir un kilo de proteína de carne de ternera.

¿Y los peces? Creo que a día de hoy todos tenemos bastante claro lo que está pasando con el mar. El año pasado nos alertó la noticia de que al ritmo que vamos para 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. La contaminación y los métodos de pesca invasiva están acabando con la mayor parte de los ecosistemas marítimos.

Animalismo: Como podréis imaginaros el otro motivo fundamental para tomar la decisión de hacerse vegetariano es la del respeto a los animales. En este punto quiero hacer diversas diferenciaciones. Por un lado podemos tomar en consideración los problemas éticos que se plantean de la Explotación animal. A nadie le pilla ya de sorpresa las aberrantes condiciones en las que se tienen a los animales en la industria ganadera donde sufren de hacinamiento, aislamiento, sobremedicación y maltrato para después trasladarlos al matadero en unas condiciones terribles sin luz y sin comida donde muchos incluso no sobreviven al viaje.

El dilema ético…

Sí, podemos también considerar como otra motivación dentro del animalismo la de aquellos que no se consideran en derecho natural de comerse a otros seres vivos. Esta postura ética, defiende que el ser humano puede usar su raciocinio para controlar sus instintos animales y mediante su avance y evolución encontrar los medios para poder vivir de una forma feliz y saludable sin imponerse a los animales, es decir sin comérselos ni subordinarlos a sus necesidades.

A esta postura ética, se opone la de aquellos que sí consideran que el ser humano por su racionalidad es superior de alguna manera al resto de especies animales y tiene el derecho natural a imponerse a ellas porque así se lo ha permitido su evolución. Los defensores de esta postura a menudo también defienden la ingesta de productos animales apelando como mencionábamos antes a la naturaleza omnívora del hombre.

Para este dilema, cada uno tiene que hacer introspección y decidir qué piensa al respecto. Lo que ya veo más difícil es decir ir en contra de los datos expuestos en los dos apartados anteriores.

Desmontando mitos… ¿Y la salud?

A día de hoy está ampliamente demostrado que la dieta vegana y vegetariana es apta y saludable para todas las etapas de la vida incluyendo el embarazo, la lactancia, la niñez y la vejez.

¿Es más sana la dieta vegetariana que la omnívora? Pues no, no necesariamente. Cualquier dieta puede ser sana o malsana, dependiendo de qué alimentos la compongan, por lo que cualquiera de ellas necesita ser apropiada.

¿Estoy diciendo aquí que todo el mundo deba ser vegetariano?

No, por supuesto que no. Yo a día de hoy que escribo esto estoy en transición (también lo fui durante 6 años hace bastante), pero durante la mayor parte de mi vida no lo he sido. Durante los últimos años he ido informándome más, concienciándome más, cambiando mi estilo de vida en muchas otras cosas, reduciendo residuos, comprando de cercanía, para mí todo está siendo una evolución y tampoco soy partidaria del todo o nada. Cada pequeño granito de arena, el sumarnos a la inciativa #loslunessincarne, o reducir de alguna manera nuestra ingesta ya será un pasito en la dirección correcta.

Para mí lo importante es no taparnos los ojos y pensar que en la ignorancia se vive mejor. Si quieres seguir comiendo carne hazlo, pero al menos sé consciente de sus implicaciones. Como siempre decimos, cada uno que tome la decisión que quiera, pero que lo haga de una forma consciente y no como resultado del dejarse llevar.

Como sabéis mi leitmotiv es limar las incoherencias internas que  hay entre mis valores y mi forma de vivir  y estar en el mundo, para mí esto forma parte de ese proceso, pero obviamente es un proceso personal y cada uno tiene que encontrar y ser coherente con el suyo propio. Eso sí, los datos a veces nos dan en toda la cara sin poderlo evitar.

Espero que esta artículo te haya resultado útil. En Internet tienes un montón de información sobre este tema, pero por favor, trata de ser crítico con la información. Como fuente principal os recomeiendo el libro de Lucía Martínez, Vegetarianos con ciencia. Al terminar cada uno de los capítulos tenéis una extensa relación con las referencias a todos los artículos científicos indexados que sustentan todo lo que dice con evidencia científica.

Me encantaría saber tu opinión sobre este tema, no dudes en hacérmela llegar.

¡Un abrazo y nos leemos!

Pd: Estén atentos a sus pantallas porque, especialmente si este artículo os ha resultado interesante, porque en breve abriré la suscripción para una formación en directo on-line, conmigo, y totalmente gratis. De nuevo os traigo un webinar del que podréis sacar mucho partido. Esta semana recibiréis noticias. Si no te quieres perder nada, apúntate a la Newsletter aquí, y te avisaré por correo.

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