
Una de Ética… Sobre el Arte y la Moral, el Humor y la Libertad de expresión
El humor, se considera un tipo de arte. Históricamente se han diferenciado tres tipos de creaciones humorísticas: la comedia, la sátira y la ironía; todas ellas se caracterizan por provocar la risa en el ser humano, que por otra parte es el único animal capaz de reírse. Hoy no me voy a parar a explicaros porqué el humor provoca risa, o cuáles son sus mecanismos. Hoy quiero hablar de si podemos juzgar moralmente al humor, o al arte, si este es o no censurable.
¿Puede juzgarse el arte desde un punto de vista moral? Pues veréis, desde el punto de vista de la ética (filosofía acerca de la moral) y de la estética (filosofía del arte) la cosa no es sencilla. Os voy a hacer un brevísimo resumen, I promise (Si quieres saltarte el parrafazo filosófico esquiva la cursiva): Como podéis imaginaros la Filosofía a lo largo de la historia ha dado como fruto muchas teorías a este respecto. Algunos filósofos como Platón defendían que el arte (él hablaba sobretodo de la Tragedia griega) era moralmente reprobable porque exponía al público a comportamientos moralmente perniciosos. Otros, desde los clásicos como Aristóteles, o Quintiliano, hasta modernistas y renacentistas, pasando por Marx, defendieron el valor didáctico del arte. Sin embargo, en la época de la ilustración, con Kant y su Crítica del juicio, comenzó a hablarse del arte como algo que tenía un valor en sí mismo y no como un medio, es decir, que no debía considerarse al arte al servicio de otro fin como pudiese ser la educación del hombre. Hegel también suscribió este punto de vista, remarcando que el arte no debe tener la función de promover la moralidad en el sentido de hacer buena a la gente mala, ya que si este fuese su objetivo, el arte no sería valioso por sí mismo, sino un medio para un fin. Mucho que ver en esta postura, sin duda alguna, tuvieron las contribuciones de Nietzsche en su obra El origen de la tragedia, con su ensalzamiento del vitalismo y de lo dionisíaco, frente a al mesura y el afán de coartar el alma del hombre de lo apolíneo.
Para no meterme en muchos tecnicismos explicando qué dicen a día de hoy los filósofos dedicados a la estética, os resumiré que a grandes rasgos se está de acuerdo en que el valor estético de una obra en ningún caso debe de verse afectado por la moralidad de la misma, siempre y cuando esta no sobrepase la ética de mínimos (básicamente, no viole los derechos fundamentales, como lo sería defender un homicidio por su valor artístico). Por si queréis profundizar en esto, os enlazo aquí este magnífico artículo de mi profesor de estética de la universidad, Sixto Castro, Etica y estética: una relación ineludible.
Sin embargo, no debemos olvidar que aquí estamos hablando del juicio sobre el valor artístico. Pongamos algunos ejemplos: no podemos decir que una novela no sea una obra de arte ejemplar porque en ella se trate el tema de la pederastia (Lolita, de Nabokov), o que los chistes machistas, de gitanos, o sobre Marta del Castillo, sean malos chistes en lo que refiere a su valor a la hora de provocar risa. Sin embargo, esto no quiere decir que éstos, puedan ser juzgados o rechazados por su controversia moral, sean buenos o no como obra literaria o como chiste en sí mismos.
Hace un mes aproximadamente, leía en las noticias que el ayuntamiento de una ciudad española había prohibido actuar a una banda de rap en las fiestas de la ciudad debido a que sus letras contenían mensajes machistas. Después leí que el Ayuntamiento de Valladolid, se había negado a prohibir la actuación de ningún grupo movido por la censura a sus letras.
Yo soy mujer, feminista, y nunca podré apoyar que se prohíba a un grupo de música dar un concierto, digan lo que digan sus letras. De igual modo que no son censurables el rock o el punk monárquicos o hay grupos de ska abiertamente pro-terroristas. La mayoría del reggaeton es machista, igual que muchas películas y muchos chistes. Pero la solución ante la manifestación oral de una persona, nunca jamás puede ser la prohibición, porque sería muy fácil que lo que está bien para unos, para otros sea distinto, y que los que hoy piden prohibiciones tratando de defender los derechos de colectivos, o buscando la justicia, acaben siendo silenciados por una prohibición que ellos mismos reclamaron.
¿Cómo luchamos contra esto, entonces? Es bien sencillo, la respuesta es y siempre será el rechazo social. Y es que si ante un chiste machista, dejamos de reírnos, el que lo cuenta dudo que se quede con ganas de más. Un grupo de música ante un auditorio vacío hará más efecto que cualquier prohibición, porque encima la censura, exacerba el sentimiento contrario, ya que por todos es sabido que la libertad de expresión es un derecho que la sociedad ganó con sangre, sudor y lágrimas.
Recientemente, se ha convertido en trendingtopic el hastag #ofendidito Se ha creado a raíz de que al monologuista Rober Bodegas se le amenazase por hacer chistes de gitanos durante su show. Chistes, que para mi gusto, que soy paya, eran bastante ofensivos. Aquí podéis leer la noticia, y debajo podéis ver el fragmento del monólogo.
Leo que cierto fragmento de un monólogo de @roberbodegas en @ComedyCentralES no ha gustado nada a la comunidad gitana y le están diciendo en las redes sociales de todo menos bonito.
https://t.co/AbklacJS0d pic.twitter.com/5AztsIXovd— Mono terrorista (@monoterrorista) August 25, 2018
En este caso, otro cómico, Manu Sanchez, se posicionó en la polémica en contra del humor racista. El hastag #ofendidito se lanza irónicamente contra aquellos que se ponen dignos o se hacen los ofendidos frente a lo que «solo» es humor (podéis leer más sobre esto en este enlace, en el que podéis ver el vídeo parodia de Full Pantomima al respecto).
El @roberbodegas ese no es mi compañero DE NADA.Estoy del lado de las gitanas y los gitanos.Q cada uno elija su trinchera.Condeno las amenazas y cualquier violencia, generalizar:una trampa,y ser racista (aunq desde el humor) es de mierda, violento y con los llantitos de cobarde. https://t.co/vQWSRG5PeI
— Manu Sánchez (@_ManuSanchez_) August 28, 2018
Y es que, como decíamos al principio, el hecho de que como humor sea bueno, pues cumpla a las mil maravillas su capacidad de hacer reír, no quiere decir que no pueda ser juzgado moralmente o que nadie tenga derecho a ofenderse.
He querido exponer aquí toda esta teoría para ahora dar mi punto de vista personal. Seguro que estamos de acuerdo en que las opiniones informadas tienen más fundamento (así que me encantará leer la vuestra también). Hay chistes sobre raza que no son racistas, pero un chiste racista creo que debe ser condenado socialmente. Para mí racista no es algo que evidencia las diferencias de raza, racista es la discriminación u odio a una raza. Por ejemplo, (si alguno habéis vivido en Reino Unido sabréis que no miento cuando digo esto), en Londres decir que a todos los indios les gusta el curry, o a los negros el pollo frito, se considera racista, y son comentarios censurados socialmente. Yo estoy totalmente en contra de esto, simplemente porque no son comentarios denigrantes en ningún momento, son simplemente generalizaciones, igual que yo no considero que se esté siendo racista si me dicen que a todos los españoles nos gusta la paella o las sevillanas. Sin embargo, si alguien me dice que los gitanos lo único a lo que saben dedicarse es a vender droga, o que las mujeres que se visten de x manera van pidiendo que las violen, sí lo consideraré racista o machista. Y si escucho un chiste sobre ello, me ofenderé.
Probablemente ahora, todos entendamos un poco mejor porque hay chistes que pueden resultarnos ofensivos y que a la vez nos provoquen risa, ya que como hemos explicado, los juicios sobre su valor artístico y moral, son independientes. Sin embargo, cuando la transgresión moral de la broma es demasiado fuerte u ofensiva, es bastante probable que el valor artístico de la misma quede totalmente anulado, ya que provocará un sentimiento de repulsión demasiado fuerte en el espectador. Así, yo creo que cuando un chiste bastante ofensivo sobre gitanos hace gracia, es porque ese racismo al espectador aún no le provoca el suficiente malestar como para que la risa quede anulada.
Por todo lo dicho, me gustaría acabar este artículo, resumiendo lo dicho con las siguientes conclusiones:
- Nunca pidáis la prohibición de que alguien se exprese con libertad, cuando se prohíbe algo así, es imposible saber si siempre se llevará a cabo bajo el mismo rasero.
- Si os sentís incómodos con algún chiste, manifestadlo y exponed vuestros motivos, siempre que la persona que está delante los merezca o quiera escucharlos (si no es así tendréis derecho a mirar hacia otro lado con superioridad moral, al menos por saber mantener una conversación civilizada).
- Si algo os hace gracia, reíros, porque reírse es muy sano y alarga la vida 🙂
Espero vuestros comentarios y opiniones.¡Pasad una semana estupenda!
¡Nos leemos!
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