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8M 2019 ¿Hay una manera correcta de vivirlo?

8M 2019 ¿Hay una manera correcta de vivirlo?

Quiero compartir con vosotros las sensaciones que he tenido este año al rededor de la celebración del día de la mujer. Quiero enseñar cómo las cosas no son blancas o negras, cómo siempre digo, no solo hay escalas de grises, sino en ocasiones todos los colores del arcoiris. Porque creo que la montaña rusa de sensaciones que tuve, daría casi para una tesis doctoral, y seguro que a alguno os resulta interesante leerme así tal cual, sin nigún tapujo ni miedo a que me juzguéis #feelfree.

 

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Este paseo comenzó unos días antes del viernes. Me di cuenta de que tras haber cambiado varios planes de trabajo para poder unirme a la huelga, había olvidado cambiar una sesión que tenía con una clienta. La verdad que el plantearme qué hacer en esta situación me creo un dilema moral: no quería quedar mal con mi ella, pero a la vez sentía que trabajar ese día iba en contra de mis valores y mostraba una cierta incoherencia. Finalmente este tema se resolvió ya que para ambas ciertas cosas cambiaron al rededor de nuestra cita y nos pusimos de acuerdo para pasarla al sábado. Todo salió bien, pero tengo que confesaros que si no hubiese sido así, ninguna de las opciones me hubiesen dejado totalmente satisfecha.   Otra cosa que paso, una de mis mejores amigas aquí en Londres, celebraba su cumpleaños el viernes y nos había citado en un pub a tomar algo ¿Qué hago? ¿y la huelga de consumo? El cumpleaños se canceló porque mi amiga tenía gripe. Ahí os lo dejo, ¿qué hubierais hecho vosotros? Recordad que la huelga era de trabajo, consumo y cuidado. Si la invitación no se hubiese cancelado probablemente hubiese acudido, ya que mi amiga es importante para mí, pero hubiese tratado de no consumir.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El jueves por la noche, antes de acostarme, estuve mirando cuáles eran las convocatorias oficiales de manifestaciones en Londres y me sentí bastante triste cuando vi que no había convocada una manifestación oficial. Había actos, conferencias, talleres, muchos de ellos organizados por marcas, algunos incluso con entradas muy caras (la marca de tecnología apple había organizado charlas por el día de la mujer en sus enormes tiendas del centro de Londres… #pinkwash). Así que me resigné a que mi 8M fuese un día de huelga casero siguiendo por internet todo el movimiento que se estaba generando en España, un país del que me sentí verdaderamente orgullosa el pasado viernes. Me emocioné cuando vi que aunque aquí las manifestaciones brillaban por su ausencia, en España, el jueves por la noche había convocadas casi 1500 protestas a lo largo del todo el territorio español. Mil gracias compañeras por ser también la voz de las que no pudimos estar.

 

El propio viernes, una de las primeras cosas que me pasaron por la mañana es que cuando escribí en un grupo de whatsapp «feliz día a todas las mujeres del grupo» alguien me contestó «gracias por el cariño, pero feliz día a los hombres también que también les queremos»… WTF!? A lo cual respondí «ya pero el día de la madre no felicitamos a los papás» y la respuesta fue «bueno, pues a partir de ahora lo haremos». Os prometo que ese día me había levantado super motivada, deseando ver en las noticias el buen rollo de todos a una y esto me dio una patada de realidad en el estómago. Sentí mucha rabia, porque el fondo de este comentario es la creencia de que el día de la mujer es discriminatorio para los hombres. Y pasé de nuevo de la rabia a la motivación de sentir que por comentarios como estos es que este día y su creciente fuerza son tan necesarios.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Por la noche, os prometo que cada foto de las manifestaciones que me llegaba, cada vídeo, cada Story en Instagram me llenaba de emoción. Sentía esa unión de grupo, grupo del que me siento parte, ya que aunque mi cuerpo no estaba allí, os aseguro que mi mente y mi corazón sí lo estaban. Me alegró mucho y me hizo sentir paz al ver a tantos hombres en las manifestaciones, hombres que quisieron ir y que sienten feministas y a los que nadie agrede, porque poco a poco vamos entendiendo que esto es una lucha de todos. Al día siguiente me emocionó muchísimo la historia de la hermana de una amigo, para la que sus compañeros de trabajo hombres hicieron una colecta recaudado el dinero necesario para que ella no perdiese su sueldo del día por hacer huelga. Se lo dejaron encima de su escritorio, me pareció un detalle super chulo. Como véis un montón de altibajos, un montón de sensaciones, pero mi conclusión es que así es cómo tiene que ser. Porque por desgracia esto no es un día de fiesta, ojalá algún día lo sea; de momento sigue siendo una reivindicación de que sigue existiendo un machismo implícito, medio oculto, que va dejando sesgos por todos los lados. Sé que hay muchas personas que opinan que no es cierto, que ya no existe, y cuando las medidas insuficientes o con vacíos legales hacen que los derechos de las mujeres perjudiquen a otros en vez de culpar a una ley mal diseñada o a su aplicación, culpan a la mujer que hace uso de su derecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Una cosa que no me gusta nada es que causas sociales como el feminismo se politicen. No me gusta que se identifique el feminismo con la izquierda, con el socialismo, no porque no vea los vínculos ideológicos, sino porque para mucha gente esa es la excusa perfecta para posicionarse a favor o en contra del feminismo como si esto fuese unido con el partido al que den su voto. Creo que a pesar de que la mitad de la población de un país tenga una ideología de corte liberal y la otra mitad de corte socialista, se debería aspirar a que el 100% de la sociedad defendiese la igualdad que se defiendo con el feminismo. Sin embargo, cuando escuche el discurso de Pablo Casado hablando de porqué el PP no iba a acudir a las manifestaciones y el grupo de mujeres que estaban de pie detrás de él asintiendo con movimientos de cabeza, os juro que sentí arcadas. Y me hubiese dado igual quién hubiese dado ese discurso, qué partido o qué persona, os lo prometo. Eso sí, os aseguro, que la fuerza que ha tenido este año el movimiento feminista en España, ha venido megapropulsada por el crecimiento de la rancia derecha de VOX, el PP y sus amigos, que amenazan con quitar a las mujeres muchos de los derechos y conquistas alcanzadas durante las últimas décadas, como la derogación de la ley del aborto, o la violencia de género. Solo espero que a nadie se le deshinche el fuelle cuando que haya que votar dentro de apenas un mes y medio. Ningún sentido tendría para mí que las personas que gritaron el viernes por el feminismo, diesen sus votos a estos partidos.

Este año he querido el lado más personal de cómo he vivido yo el 8 de marzo. Si queréis leer algo un poquito más informativo acerca de lo que es al feminismo os dejo este artículo que escribí hace meses titulado «Entendiendo el feminismo». Además podéis escuchar el episodio de mi podcast «¿Se puede ser feminista sin saberlo?» que tiene el triple de escuchas que cualqquier otro episodio.

Espero que os haya gustado el artículo de esta semana. Me encantará saber vuestras opiniones y también cuáles fueron vuestros sentimientos alrededor del 8M.

¡Un abrazo y nos leemos!

P.d: Si te han gustado las ilustraciones que decoran esta entrada, son parte de la inmensa serie creada por ilustradoras españolas para la ocasión. Todas ellas están colgadas en Instagram, pero he encontrado este artículo en Verne que comparte una buena parte de ellas.

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28 de Junio Día del orgullo LGBT

28 de Junio Día del orgullo LGBT

El pasado 28 de Junio se celebraba el día Internacional del Orgullo Gay. En la mayoría de ciudades de Europa, se celebraron actos conmemorativos que defienden y recuerdan la lucha ante la desigualdad del colectivo LGBT. Sin embargo, en las grandes capitales, como Madrid o Londres, la gran celebración a nivel estatal ha sido pospuesta hasta este próximo sábado día 7 de Julio, al parecer, para que no coincida con las manifestaciones locales de la semana anterior.

¿Qué se conmemora el día del orgullo gay? El día del orgullo se celebra tradicionalmente el 28 de junio ya que esa fue la fecha en 1969 en la que se produjeron los disturbios de Stonewall en Nueva York, los cuales se consideran el punto de inicio del movimiento por la lucha de los derechos de este colectivo.

Pero ¿qué significado tiene hoy la celebración del día del orgullo gay? ¿es necesario?

No son una, ni dos, las personas que se hacen esta pregunta. «¿Qué quieren? Son iguales ante la ley, ya se pueden casar, lo único que buscan es dar el cante y tener un día de fiesta.» Y por desgracia la respuesta a este comentario, aunque la mayoría intuimos hacía dónde puede orientarse, no es tan sencilla de dar.

Este vídeo lo compartí a finales de 2016 en Facebook, pero me sigue pareciendo extremadamente significativo.

Los días dedicados a la lucha por causas sociales son extremadamente necesarios. A lo largo del año tenemos otras fechas señaladas en el calendario como el día de la mujer o el día del trabajador, sin embargo, muchas de estas ocasiones no son vistas por la amplia mayoría con el significado que originariamente tienen y esto, sin duda, hace que nos acojamos a ellas de una manera totalmente distinta y que el impacto que tienen no sea a veces el que se desearía. En mi opinión esto es una cuestión cultural, os voy a explicar un poco cómo ha cambiado mi visión desde que empecé a trabajar como profesora de secundaria en Inglaterra.

El primer choque cultural que yo tuve con respecto a esto fue cuando descubrí que en los colegios públicos enseñaban a los niños lo que aquí llaman «British values» (valores británicos). Cuando yo vi esto por primera vez he de decir que mi ego incluso se sintió un poco ofendido ya que al ver los valores incluídos en esta declaración pensé «estos valores no son British, sino que forman parte de la carta de derechos humanos, ¿qué se creen, que los demás no los defendemos?» La defensa de los «British values también está incluída en el código de standards de los profesores. Sin embargo, con el tiempo me he dado cuenta, que el definir estos valores de esta manero, no hace otra cosa que impulsar el sentido de inclusión de la comunidad. Hace que todos aquellas personas que no tienen backgrounds británicos, se sientan unidas bajo la misma reivindicación de igualdad. Nunca nadie ha insinuado que esos valores no se tengan fuera de Inglaterra, solo se insinúa que si quieres considerarte uno más, debes aceptarlos.

En el cole donde he tenido la suerte de trabajar durante los dos últimos años se celebra cualquier tipo de diversidad como aquello que nos enriquece y a la vez nos hace únicos. Cada mes, se conmemoran distintas causas para que a ninguno, ni a alumnos ni a profesores, se nos olvide lo importante que es ser conscientes de cómo a lo largo de la historia la desigualdad ha existido ocasionando mucho sufrimiento, incluso genocidios. Y creo sin duda, que  estos recordatorios son los que nos ayudan a mantenernos alerta para no caer de nuevo en los errores del pasado. En el colegio de celebran, por poner algunos ejemplos «Black history month», «International women’s day», «LGBT month», «Holocaust month», «Gipsy traveller week», «Mental Health awareness week» entre otros. ¿Y por qué cuento esto? Cuando yo por primera vez me enfrenté a esto tuve un pensamiento esquivo, lo tengo que admitir, «que ganas de remover el pasado», pero claro, no lo entendía y es por eso que lo quiero compartir hoy aquí. Rememorar los grandes patinazos de la historia es imprescindible para no olvidarnos de que en primer lugar, en muchas de estas causas, la batalla no está ganada y, en segundo lugar, de la importancia que tiene no tropezar dos veces en la misma piedra.

Sí que es verdad que este colegio es un lugar único en el que la conversación sobre diversidad sexual se escucha a diario, donde cualquier comentario homófobo supone una expulsión inmediata, el único colegio de inglaterra que posee el premio Stonewall, donde este cartel se ve en la mayoría de las clases.

¿Pero sigue existiendo discriminación?

  • Porque siguen existiendo 72 países en el mundo donde es ilegal ser homosexual.
  • Muchos más son aquellos en los que el matrimonio entre dos personas del mismo sexo no está reconocido.
  • Las parejas homosexuales tienen muchos más problemas a la hora de adoptar.
  • Las operaciones de cambio de sexo no están cubiertas por la seguridad social dependiendo en qué comunidades autónomas.
  • Sigue existiendo una brecha salarial entre el colectivo LGBT y el colectivo heterosexual.
  • Siguen existiendo crímenes por xenofobia.
  • La discriminación hacia el colectivo sigue siendo hoy en día causa de problemas relacionados con la salud mental e incluso de suicidio.

Y un largo etcétera. Podéis mirar este mapa en donde se ve de forma muy gráfica los derechos o la privación de estos en los diferentes países del mundo. Como véis demasiado porcentaje del mata está aún en colores cálidos 🙁

¿Y cuál es la crítica?

Bueno, si alguno de los que ahora me leéis habéis ido a alguna de las grandes celebraciones del día del orgullo en grandes ciudades sabréis que la cuestión ha pasado a ser bastante controvertida y criticada. El caso es que esta crítica ya no viene de las voces más conservadoras que antaño se oponían a la inclusión de este colectivo. Sino que provienen incluso desde dentro. El año pasado, 2017, Madrid fue elegida como sede para la celebración mundial del orgullo y sin duda, la capital española es la que alberga el desfile más multitudinario de europa. Esto ha provocado que en cierta medida, esa intención reivindicativa se pierda y quede desvanecida en medio de la emoción de la celebración. Y en mi opinión esto no tiene que ver con si perteneces o no al colectivo LGBT o no. Hoy en día son muchas las personas que sin pertenecer a este grupo se unen a las celebraciones. Y esto, en mi opinión, a priori es algo positivo. El problema está en cuando se nos olvidan los porqués, seas del grupo que seas. Hablando con una de mis amigas, ella me comentaba como cada año ve menos ese lado reivindicativo que dio origen a todo esto. Me ha parecido muy interesante la sección de críticas que se puede leer en el artículo de la wikipedia sobre el día internacional del orgullo gay, donde comentan como la Plataforma Orgullo Crítico Madrid hacía la siguiente declaración en referencia a la celebración del año pasado:

Frente al Orgullo Mundial —o World Pride Incorporated, como nos gusta llamarlo— y su «viva la vida», este 2017 no dejamos de juntarnos, para estar más fuertes que nunca. Porque el 28J sigue siendo un día de denuncia, reivindicación y lucha de todas aquellas disidencias de género, sexuales, afectivas y relacionales, seguimos trabajando por un orgullo inclusivo, no mercantilizado, ni mercantilizable, ni consumible. Gritamos para denunciar la utilización capitalista y heteropatriarcal de nuestras disidencias, y cuestionamos un modelo como el de Chueca, donde el dinero y el ocio se venden como referentes de nuestra liberación.

Y esto es algo que no quería dejar de mencionar, aunque sea de forma breve, porque me enfada bastante. La mercantilización de las causas sociales. Pasa también con el feminismo, pero con la reivindicación LGBT me enfada algo más. En cuántas series de televisión vemos parejas homosexuales de lesbianas (ay, qué progres son! hasta nos muestran escenas sexuales), ahora pensad ¿en cuántas ocasiones habéis visto en el mismo contexto a una pareja de dos hombres?

Además de lo mencionado, sigue habiendo otros motivos para asistir a este evento y junto con ellos otras críticas. Y es que durante este festejo el año pasado en Madrid, muchas quejas se originaron debido tanto al excesivo consumo de alcohol y droga en lugares públicos, como prácticas sexuales en la calle, como acoso sexual a viandantes. Y claro, podríamos preguntarnos ¿en qué lugar deja esta imagen a aquellos que van a la celebración del orgullo con la intención de luchar por su inclusión social y en contra de la discriminación? No obstante, os voy a lanzar el otro lado de la moneda, que mi amiga me ayudó a ver aunque ella tampoco defendía el todo-vale, me dijo algo así como «tenemos que entender que hay personas que vienen a esta celebración desde lugares donde no pueden expresarse con libertad y este ambiente les hace desinhibirse hasta el punto de querer darlo todo». Bien es cierto, que el hecho de que una persona viva en su día a día sometida a algún tipo de represión puede llevarle a que cuando se libere pueda querer llevarlo al extremo. Puede ser entendible, aunque desde mi punto de vista, determinados comportamientos no son justificables y creo que perjudican al colectivo y a la causa. (Al igual que puedo estar en contra de la violencia en cualquier tipo de manifestación).

En resumen…

Creo que es algo muy positivo que en la mayoría de ciudades se hayan realizado manifestaciones y actos conmemorativos el propio día 28 de Junio en los que se ha mantenido de una forma mucho más explícita la esencia de la reivindicación. Desde mi punto de vista, los grandes desfiles del día del orgullo siguen siendo necesarios, de hecho no solo creo que se deban celebrar por necesidad, sino que también apoyo su lado lúdico. Sin embargo, creo que todos deberíamos hacer una tarea de reflexión y no olvidarnos de a qué vamos, formemos parte del colectivo LGBT o no. Y es que no solo critico a aquellos a los que la fiesta «se les va de las manos» también me gustaría dar un empujoncito a los mirones que van a ver los desfiles como el que va al cine, o a los que solo les interesa la fiesta y se meten al desfile como si fuese el de el pregón de las fiestas de su localidad. Si tienes una opinión haz que cuente, hay gente ahí que necesita tu voz.

Por último, un mensaje para todos, gays, trans, lesbianas, bis, heteros… que el orgullo por ser como somos y por que los demás lo sean, llegue más allá de los límites de ningún desfile o ninguna celebración. No te resignes, confía en ti mismo y lucha por lo que eres y lo que quieres. Es cierto que para muchas personas las circunstancias no son fáciles, circunstancias tenemos todos, ya lo decía Ortega, pero sólo tú puedes decir cómo te enfrentas a ellas.

Como os digo siempre: vive tu vida tomando decisiones, porque si no la vida tomará las decisiones por ti.

¡Un abrazo enorme! Nos vemos en el desfile 🙂

Lo que tu pasaporte no dice de ti

Lo que tu pasaporte no dice de ti

Hoy siento que pospongo todo lo demás para hablar de lo que tengo que hablar y decir lo que tengo que decir. Parece que a veces se alinean los astros para que en diferentes puntos del mundo, cuestiones bastante significativas tomen relevancia al mismo tiempo. En realidad no creo en las casualidades, simplemente pienso que la cuestión trasciende fronteras y se está convirtiendo en un problema global.

Empezaré con una declaración de intenciones. Mi intención con este artículo no es ofender a nadie. Parto del hecho de que cada uno obra en todo momento lo mejor que puede y de que si hacemos algo mal es porque no sabemos hacerlo de otra manera o no podemos en determinadas circunstancias. Sin embargo, eso no hace que todo sea válido y que no debamos tomar consciencia de nuestros actos y responsabilidad para mejorar todo lo posible cada día, la falta de esa actitud sí nos hace culpables. Tras este disclaimer, ¡empezamos!

Rechazo a refugiados e inmigrantes, Brexit, Trump encerrando a niños de refugiados en jaulas… ¿Pero qué está pasando? ¿En qué nos estamos convirtiendo? En primer lugar, cuando miro la estampa generalizada y no uno a uno cada uno de estos problemas, veo algo que se ha repetido a lo largo de las historia y que da mucho miedo. Las olas nacionalistas y de odio racial más grandes de la historia, siempre han venido de la mano de crisis económicas, acompañadas por movimientos populistas, que hacen que las naciones se cierren bajo el grito del miedo a que les quiten lo poco que tienen. Y de ahí sale Trump, y de ahí sale el Brexit.

La noticia de la semana para todos los españoles que vivimos en Reino Unido ha sido la propuesta que ha ofrecido el parlamento británico a la comisión europea como acuerdo sobre las condiciones bajo las que será posible la permanencia en el país después de la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Ellos dicen que todo será muy sencillo para adquirir el permiso de residencia permanente y que sólo tendremos que pagar lo equivalente a lo que cuesta para los ingleses renovarse el pasaporte. Pero la pérdida de derechos está ahí; porque a partir de ahora me tendré que justificar, tendré que demostrar, tendré que pagar y tendré que tener cuidado de que si salgo del país por más de un cierto periodo de tiempo quizás pierda mi derecho a volver. Obviamente, cada país tiene el derecho a elegir a qué alianzas o uniones políticas se adhiere, el problema no es el hecho en sí, sino cuáles son los motivos. Reino Unido votó SÍ al Brexit movidos por la creencia populista de que españoles, italianos, portugueses, griegos, turcos o irlandeses, entre otros, vienen aquí a cobrar ayudas, a vivir del cuento y a quitarles el trabajo. ¿Os suena de algo? Ya os voy diciendo que es que todos nos parecemos mucho. Y es gracioso ver como cuando en España nuestra emigración se considera una «fuga de talento» aquí se ve como «vienen los pobres a quitarnos el pan». Distintas zonas de Reino Unido han reaccionado de formas muy diferentes a todo esto. Por ejemplo en Londres, donde yo vivo, el sentimiento después del Brexit fue de una abrumadora tristeza generalizada. Pero claro, Londres tiene su propio microclima, probablemente es una de las ciudades más cosmopolitas del mundo donde nadie se imagina la vida privada de esa enriquecedora variedad cultural. Pero el Brexit ganó, con 53% de los votos, y eso es lo que hay.

Pero ¿por qué nos cuesta tanto darnos cuenta de que las personas que llegan a España movidas por la búsqueda de un futuro mejor están en la misma situación que aquellos seres queridos que se fueron de España por el mismo motivo? En el resto de países de donde proviene la inmigración que llega a España, también consideran tener el problema de la fuga del talento. Sin embargo, a la hora de aceptar al que viene de fuera lo único que pensamos es en cómo esto nos afecta a nosotros directamente, en si nuestros derechos o beneficios se verán reducidos como consecuencia, en si el dinero que les den a ellos hará que yo no reciba «x» ayuda cuando la necesite o me lo quitarán de mi futura pensión. Cuando nos posicionamos en contra de la inmigración o de la ayuda a los refugiados, no hablamos de lo que queremos para nuestro país o de cómo nos gustaría que nuestro país fuese, sólo hablamos desde el miedo irracional a la pérdida personal porque… ¿Quién querría decir que vive en un país xenófobo? ¿Te sentirías orgulloso de tu país si este se negase a aceptar inmigrantes? ¿Críticas a la gente que votó al Brexit o las políticas de inmigración del gobierno de Donald Trump? ¿Alguna incoherencia…?

Soy consciente de que inmigrante y refugiado, son cosas muy diferentes. Un refugiado es alguien que busca asilo en un país diferente debido a que su supervivencia o la de sus seres queridos peligraba en su país de origen. He leído en las redes sociales a gente indignada porque se les iba adjudicar a estas personas una ayuda de 500€ mensuales. Los indignados se quejan de que hay muchos españoles que necesitan esa ayuda y no la tienen cuando ellos pagan sus impuestos. Repito, un refugiado es alguien que huye de su país porque su vida peligra. Que yo sepa, si pagas impuestos es porque puedes hacerlo, probablemente es porque tienes trabajo, o vivienda, y tus condiciones socio-económicas podrían considerarse las de una persona «a salvo» (y si no es así, el gobierno también tiene ayudas para ti, no te preocupes). En vez de quejarnos de que les den ayudas a otros deberíamos sentirnos profundamente afortunados de no estar en las circunstancias de aquel que las necesita. 

Y como muy bien explica en su web la Comisión Española de Ayuda al refugiado, el derecho a Asilo es una de los Derechos humanos fundamentales:

Así, toda persona tiene derecho de  a buscar protección fuera de su país de origen o de residencia habitual y disfrutar de ella en caso de huir de un conflicto que pone su vida en peligro y tener fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un determinado grupo social. La persecución por motivos de género, incluida aquella motivada por la preferencia sexual y la identidad de género, están incluidas en las causas de persecución que reconoce este derecho.

Es un derecho humano internacional recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la Convención de Ginebra y la Constitución Española, entre otros. Consiste en la protección ofrecida por un Estado a determinadas personas cuyos derechos fundamentales se encuentran amenazados por actos de persecución o violencia.

Podría hablar aquí de muchas otras implicaciones morales que deberíamos tener en cuenta, como por ejemplo aquellas que tienen que ver con la economía internacional y de cómo me parece una absoluta broma que un país del primer mundo niegue ayuda a refugiados sirios, por ejemplo, que se ven obligados a abandonar su país huyendo de una pesadilla que basa su esencia en cómo los países del primer mundo se han estado jugando la explotación del petróleo sirio al Monopoly.

Sin duda, un tema muy controvertido que puede ser observado y debatido desde multitud de puntos de vista. Desde aquí no podía dejar pasar la oportunidad de lanzar mi aportación al mundo. No nos olvidemos que el ser más o menos humanos no depende de dónde nacemos; no nos olvidemos que nacer en un país u en otro no nos hace mejores o peores, porque sencillamente no lo hemos elegido y no tenemos responsabilidad sobre ello. Y sobre todo, más allá de las diferencias culturales, que obviamente pueden suponer una dificultad en algunos casos (aunque también creo que podemos decidir si esa dificultad es mayor o menor dependiendo de qué actitud decidamos tomar), recordemos que todos estamos hechos de lo mismo, que todos tenemos las mismas inquietudes y necesidades, que todos nuestros cerebros y corazones funcionan de la misma manera, vengamos de donde vengamos. Dejemos de tener tanto miedo y tantos prejuicios hacia lo desconocido y démonos la licencia de actuar y crear nuestros propios juicios en libertad, porque todas esas concepciones irracionales preconcebidas no hacen más que privarnos de ella.

Espero que me dejéis alguna aportación en vuestros comentarios. El debate  constructivo siempre es bienvenido aquí.

¡Nos leemos!

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