8M 2019 ¿Hay una manera correcta de vivirlo?
Quiero compartir con vosotros las sensaciones que he tenido este año al rededor de la celebración del día de la mujer. Quiero enseñar cómo las cosas no son blancas o negras, cómo siempre digo, no solo hay escalas de grises, sino en ocasiones todos los colores del arcoiris. Porque creo que la montaña rusa de sensaciones que tuve, daría casi para una tesis doctoral, y seguro que a alguno os resulta interesante leerme así tal cual, sin nigún tapujo ni miedo a que me juzguéis #feelfree.
Este paseo comenzó unos días antes del viernes. Me di cuenta de que tras haber cambiado varios planes de trabajo para poder unirme a la huelga, había olvidado cambiar una sesión que tenía con una clienta. La verdad que el plantearme qué hacer en esta situación me creo un dilema moral: no quería quedar mal con mi ella, pero a la vez sentía que trabajar ese día iba en contra de mis valores y mostraba una cierta incoherencia. Finalmente este tema se resolvió ya que para ambas ciertas cosas cambiaron al rededor de nuestra cita y nos pusimos de acuerdo para pasarla al sábado. Todo salió bien, pero tengo que confesaros que si no hubiese sido así, ninguna de las opciones me hubiesen dejado totalmente satisfecha. Otra cosa que paso, una de mis mejores amigas aquí en Londres, celebraba su cumpleaños el viernes y nos había citado en un pub a tomar algo ¿Qué hago? ¿y la huelga de consumo? El cumpleaños se canceló porque mi amiga tenía gripe. Ahí os lo dejo, ¿qué hubierais hecho vosotros? Recordad que la huelga era de trabajo, consumo y cuidado. Si la invitación no se hubiese cancelado probablemente hubiese acudido, ya que mi amiga es importante para mí, pero hubiese tratado de no consumir.
El jueves por la noche, antes de acostarme, estuve mirando cuáles eran las convocatorias oficiales de manifestaciones en Londres y me sentí bastante triste cuando vi que no había convocada una manifestación oficial. Había actos, conferencias, talleres, muchos de ellos organizados por marcas, algunos incluso con entradas muy caras (la marca de tecnología apple había organizado charlas por el día de la mujer en sus enormes tiendas del centro de Londres… #pinkwash). Así que me resigné a que mi 8M fuese un día de huelga casero siguiendo por internet todo el movimiento que se estaba generando en España, un país del que me sentí verdaderamente orgullosa el pasado viernes. Me emocioné cuando vi que aunque aquí las manifestaciones brillaban por su ausencia, en España, el jueves por la noche había convocadas casi 1500 protestas a lo largo del todo el territorio español. Mil gracias compañeras por ser también la voz de las que no pudimos estar.
El propio viernes, una de las primeras cosas que me pasaron por la mañana es que cuando escribí en un grupo de whatsapp «feliz día a todas las mujeres del grupo» alguien me contestó «gracias por el cariño, pero feliz día a los hombres también que también les queremos»… WTF!? A lo cual respondí «ya pero el día de la madre no felicitamos a los papás» y la respuesta fue «bueno, pues a partir de ahora lo haremos». Os prometo que ese día me había levantado super motivada, deseando ver en las noticias el buen rollo de todos a una y esto me dio una patada de realidad en el estómago. Sentí mucha rabia, porque el fondo de este comentario es la creencia de que el día de la mujer es discriminatorio para los hombres. Y pasé de nuevo de la rabia a la motivación de sentir que por comentarios como estos es que este día y su creciente fuerza son tan necesarios.
Por la noche, os prometo que cada foto de las manifestaciones que me llegaba, cada vídeo, cada Story en Instagram me llenaba de emoción. Sentía esa unión de grupo, grupo del que me siento parte, ya que aunque mi cuerpo no estaba allí, os aseguro que mi mente y mi corazón sí lo estaban. Me alegró mucho y me hizo sentir paz al ver a tantos hombres en las manifestaciones, hombres que quisieron ir y que sienten feministas y a los que nadie agrede, porque poco a poco vamos entendiendo que esto es una lucha de todos. Al día siguiente me emocionó muchísimo la historia de la hermana de una amigo, para la que sus compañeros de trabajo hombres hicieron una colecta recaudado el dinero necesario para que ella no perdiese su sueldo del día por hacer huelga. Se lo dejaron encima de su escritorio, me pareció un detalle super chulo. Como véis un montón de altibajos, un montón de sensaciones, pero mi conclusión es que así es cómo tiene que ser. Porque por desgracia esto no es un día de fiesta, ojalá algún día lo sea; de momento sigue siendo una reivindicación de que sigue existiendo un machismo implícito, medio oculto, que va dejando sesgos por todos los lados. Sé que hay muchas personas que opinan que no es cierto, que ya no existe, y cuando las medidas insuficientes o con vacíos legales hacen que los derechos de las mujeres perjudiquen a otros en vez de culpar a una ley mal diseñada o a su aplicación, culpan a la mujer que hace uso de su derecho.
Una cosa que no me gusta nada es que causas sociales como el feminismo se politicen. No me gusta que se identifique el feminismo con la izquierda, con el socialismo, no porque no vea los vínculos ideológicos, sino porque para mucha gente esa es la excusa perfecta para posicionarse a favor o en contra del feminismo como si esto fuese unido con el partido al que den su voto. Creo que a pesar de que la mitad de la población de un país tenga una ideología de corte liberal y la otra mitad de corte socialista, se debería aspirar a que el 100% de la sociedad defendiese la igualdad que se defiendo con el feminismo. Sin embargo, cuando escuche el discurso de Pablo Casado hablando de porqué el PP no iba a acudir a las manifestaciones y el grupo de mujeres que estaban de pie detrás de él asintiendo con movimientos de cabeza, os juro que sentí arcadas. Y me hubiese dado igual quién hubiese dado ese discurso, qué partido o qué persona, os lo prometo. Eso sí, os aseguro, que la fuerza que ha tenido este año el movimiento feminista en España, ha venido megapropulsada por el crecimiento de la rancia derecha de VOX, el PP y sus amigos, que amenazan con quitar a las mujeres muchos de los derechos y conquistas alcanzadas durante las últimas décadas, como la derogación de la ley del aborto, o la violencia de género. Solo espero que a nadie se le deshinche el fuelle cuando que haya que votar dentro de apenas un mes y medio. Ningún sentido tendría para mí que las personas que gritaron el viernes por el feminismo, diesen sus votos a estos partidos.
Este año he querido el lado más personal de cómo he vivido yo el 8 de marzo. Si queréis leer algo un poquito más informativo acerca de lo que es al feminismo os dejo este artículo que escribí hace meses titulado «Entendiendo el feminismo». Además podéis escuchar el episodio de mi podcast «¿Se puede ser feminista sin saberlo?» que tiene el triple de escuchas que cualqquier otro episodio.
Espero que os haya gustado el artículo de esta semana. Me encantará saber vuestras opiniones y también cuáles fueron vuestros sentimientos alrededor del 8M.
¡Un abrazo y nos leemos!
P.d: Si te han gustado las ilustraciones que decoran esta entrada, son parte de la inmensa serie creada por ilustradoras españolas para la ocasión. Todas ellas están colgadas en Instagram, pero he encontrado este artículo en Verne que comparte una buena parte de ellas.